¿Cómo saber si padeces el síndrome del cuidador?
Músculos cansados, pensamientos incesantes y una inquietante sensación de impotencia de no poder hacer más…o no tener energía para hacer más. Esa es la experiencia de una persona que padece síndrome de cuidador, respecto a la situación que vive con la persona a su cargo.
Se ha denominado síndrome del cuidador a aquel que padecen personas que cuidan y apoyan a una persona que no puede valerse por sí misma, por sus condiciones médicas y/o de edad. Se presenta después de un tiempo de cuidarlo debido al agotamiento físico y mental de enfrentarse a esa tarea. El riesgo de padecer este síndrome es proporcional a los grados de soporte o dependencia del paciente o la incapacidad a la que se enfrente. El grado de dependencia puede clasificarse a través de la escala de Katz, que mide los niveles de independencia que una persona tiene para sí misma.
Las actividades de un cuidador son muy demandantes y traen consigo mucha responsabilidad respecto a la vida del paciente, por lo que el síndrome de cuidador en realidad no es nuevo y resulta frecuente notar los siguientes síntomas en cuidadores: cansancio excesivo, poca energía para el día a día, apatía, aislamiento, depresión, pensamientos suicidas, u homicidas hacia la persona que cuida, resentimiento sobre la obligación de cuidar a una persona incapacitada, etc. Los efectos de estos síntomas afectan el comportamiento físico y emocional del cuidador, lo que lo imposibilita de alguna manera para seguir cuidando de forma óptima al paciente.
El test de Zarit, es una prueba a la que puede someterse cualquier persona que tenga sospecha de padecer síndrome de cuidador. Consta de algunas preguntas que se califican por una escala de frecuencia (desde nunca hasta casi siempre) y dependiendo de la respuesta se genera una calificación global para determinar el nivel de agotamiento del cuidador. Si se tiene menos 47 no existe sobrecarga, si el resultado se encuentra entre 47 y 55, la sobrecarga es leve, y si es mayor a 55, entonces la sobrecarga es severa. Regularmente en este último rango es cuando puede hablarse de síndrome de cuidador.
Este afamado síndrome dentro de comunidades de cuidadores puede potenciarse si la responsabilidad del cuidado de una persona no es compartida, si el cuidador ocupa todo el tiempo en la actividad de cuidado sin otras actividades de esparcimiento o si no cuenta con comprensión o un soporte emocional. Por lo que crear estrategias de cuidado saludables, flexibles y dinámicas que favorezcan la relación paciente-cuidador-familia es necesario en un entorno de cuidado, para que la responsabilidad de cuidar a una persona discapacitada no recaiga en una sola persona y el desgaste no sea nocivo a la salud del cuidador.
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